LA PESADILLA DE OBI. Ramón Esono Ebalé.

Habitar la Línea. Jueves 5 de junio, 20H.
¿Por donde empezamos cuando hay tanto que contar?
1. Podemos empezar por el principio. La pesadilla de Obi nace cuando tres amigos están tomando cervezas en un bar de Malabo y escuchan en las noticias que Guinea Ecuatorial tiene un PIB de 35.000 usd. Y empiezan a hacer cálculos y se vuelven locos porque no entienden nada. Y tienen una idea: Si Obiang se ríe de ese modo de ellos, ellos también se van a reír de Obiang. De los tres amigos, dos de ellos son muy buenos con las palabras, y todavía viven en Malabo, así que prefieren seguir en el anonimato. El tercero es un dibujante que ya empieza a ser conocido tanto a nivel nacional como internacional: Ramón Esono Ebalé.
Esa reunión cervecera se va repitiendo, y la idea va tomando forma de comic: Chino y Comisario Tenso Tenso van dando cuerpo a las escenas y diálogos, y Ramón se trae ese guion a Paraguay, donde nos trasladamos por mi trabajo, y empieza a trabajar en los dibujos. Para acabar de cerrar el círculo, falta una tercera pieza: Tutu Alicante. Activista ecuatoguineano y director de EG Justice, una fundación que, desde Estados Unidos, trabaja en la defensa de los derechos humanos en Guinea Ecuatorial. Tutu y EG Justice consiguen los fondos para imprimir el comic en sus versiones española e inglesa, y comienzan a distribuirlo sigilosamente para tratar de que entren en Guinea Ecuatorial el mayor número posible de ejemplares.
La Pesadilla de Obi es una delirante historia en la que Obiang, el presidente_dictador de Guinea Ecuatorial desde hace casi 40 años, se despierta un día convertido en un pobre guineano cualquiera, que malvive en las calles de Malabo, acarreando agua, sufriendo la falta de luz eléctrica, siendo acosado en los controles militares que se multiplican en la ciudad… viviendo lo que podría ser un día cualquiera en la vida de un guineano cualquiera.
Probablemente no es el mejor guion del mundo. Desde Luego no son los mejores dibujos de Ramón, pero el conjunto es una historia que se ha convertido en un hito y que ha circulado clandestinamente de mano en mano, convirtiéndose en un objeto de culto en Guinea Ecuatorial. Es un comic que era necesario a la vez que trascendente. Nadie se burla de Obiang. Nadie se mofa de La Familia. Nadie cuestiona al PDGE. Y el que lo hace lo paga.
2. Y así esta historia de una Pesadilla, la de Obi, se convierte en otra historia de otra pesadilla: la Pesadilla de Ramón, la Pesadilla del peor año de nuestras vidas o las pequeñas maldades administrativas.
Y esta segunda pesadilla comienza de la manera más surrealista, a partir de una decisión administrativa [o política] que retira los pasaportes diplomáticos a los directores de Centros Culturales. Una decisión tomada en un despacho de Madrid, que puede afectar tanto a la vida de la gente, esas pequeñas decisiones político administrativas que pueden originar un infierno. Si a mi me retiran el pasaporte diplomático: mi pareja, que es ecuatoguineana, se queda sin pasaporte español que facilite sus movimientos internacionales para trasladarse conmigo a mi nuevo destino. Y tras tocar todas las puertas, desde la unidad de pasaportes del MAEC, hasta la embajada de Guinea Ecuatorial, para que Ramón pueda venirse al Salvador tiene que viajar a Malabo a renovar su pasaporte, no hay otra opción. Toda su familia se lo desaconseja, pero no hay otra salida.
A las dos semanas de llegar a Malabo, el 16 de septiembre de 2017, detienen a Ramón. Le llevan a la Comisaria conocida como Guantánamo, donde le interrogan por sus dibujos, por el comic La Pesadilla de Obi, por su blog de LocosTV o Las Locuras de Jamón Y Queso. Sin embargo, suponemos que tratando de desviar las miradas de la prensa y las organizaciones que velan por la libertad de expresión y por la defensa de los Derechos Humanos, le acusan formalmente de falsificación de dinero y blanqueo de capitales. Montan un video delirante que muestran en la TV pública forzando esa acusación de Falsificación y Blanqueo y transcurridos 4 días en una celda de la comisaria, acaba siendo formalizada la acusación y Ramón es trasladado a Black Beach.
Cualquiera que conozca Guinea tiene pavor a Black Beach. Su mala fama viene de las barbaridades que se cometieron entre sus paredes durante los 10 años de gobierno de Macías y que tan bien retrata Donato Ndongo Biyogo en Los Poderes de la Tempestad. Una de esas novelas que duele leer, porque así duele Black Beach. En esa cárcel, precedida por esa tenebrosa fama de torturas y ejecuciones, ha pasado Ramón casi 6 meses de su vida: medio año que le han robado a él, y a todos nosotros. Una cárcel donde las condiciones de higiene, alimentación, humedad y hacinamiento, hacen que cualquier pesadilla sea un simple mal sueño. Y se puede decir que Ramón tuvo suerte: el tiene una familia conocida en Guinea, una esposa española que trabaja para la Cooperación Española y la suerte de ser un artista y activista ya reconocido internacionalmente que hizo que organizaciones de todo tipo se volcaran en su defensa, en visibilizar su causa y llamar la atención a nivel internacional. No sabemos que hubiera pasado sin todas esas campañas que se complementaron luchando desde varios frentes por su libertad.
Ramón queda absuelto de todos sus cargos en febrero, cuando el testigo principal de la acusación de falsificación y blanqueo, acaba reconociendo que fue todo un montaje y que él solo cumplía órdenes. Sale de la cárcel en Marzo y aún tiene que esperar otros 3 meses hasta que consigue, de nuevo tras muchas presiones internacionales, que se le entregue un pasaporte para poder salir de Guinea Ecuatorial. Llega a España el 29 de Mayo, y por fin todos respiramos tranquilos.
3. #FreeNseRamón. Creo firmemente que sin los múltiples apoyos recibidos a nivel internacional esta pesadilla hubiera podido acabar peor. Y aunque pueda hacerse largo: es necesario hablar de todas esas organizaciones sin las que no sabemos cómo estaríamos ahora. En primer lugar, quiero mencionar a la familia de Ramón en Guinea. Los que conocemos el país sabemos que significarte allí, ir cada semana a verle en la cárcel, compartir las consignas de la campaña internacional, no solo es comprometido, sino que te puede costar el trabajo o algo peor. Pero tanto su padre, como sus hermanas y hermanos han estado ahí firmes, llevándole comida cada fin de semana, apoyándole en sus crisis y levantándole en sus hundimientos. También tantos amigos como Boturu o Trifonia, sus amigos del barrio o el grupo de Somos +, que le han acompañado visitándole y animándole. Y también mi familia, que es también su familia en España que han estado pendientes de cada avance o desavance, que nos han acompañado y apoyado. Y luego un apoyo que ha sido crucial es el de Tutu Alicante y EG Justice, con el acompañamiento de Human Rights Watch. A través de EG Justice pudimos contar con unos abogados que han dado el todo por la causa: María Jesús Bikena, Ponciano Mbomio Nvo y Angel Obama Obiang, abogados reconocidos por su trayectoria en defensa de los Derechos Humanos en Guinea Ecuatorial, sin los cuales no hubiera sido posible este final feliz. EG Justice pronto consiguió que otras organizaciones como Amnistía Internacional se sumaran a la campaña que exigía la Libertad para Ramón. El gremio de dibujantes, comiqueros y humoristas han ilustrado constantemente la campaña con viñetas y dibujos por Ramón. Desde APIM, Mongolia, el Jueves, el blog de JR Mora, el manifiesto de Humor Amenazado… en España, el premio internacional otorgado por la organización CRNI (Comic Rights Network International) en Nueva York por su trayectoria en defensa de los derechos humanos, la intervención de Plantú en Le Monde, la presencia de La Pesadilla de Obi en Angouleme… Y no se quedaron atrás las organizaciones por la Libertad de prensa, asociaciones de escritores y periodistas: Reporteros Sin Fronteras, Pen International, CPJ (Committee to protect journalists), etc.
Luego está la prensa que constantemente ha estado informando sobre el caso, en España principalmente, pero también en Estados Unidos o a través de agencias de noticias internacionales: Gracias Pere Ortín, Pepe Naranjo, Xavier Aldekoa, Dario Adanti, Josep Antoni Mollá, Maria Eulate, Lara Lopez y tantos más, sin los cuales tampoco hubiéramos podido ejercer la presión necesaria. ¿Y qué más? Pues también debemos agradecer a Aitor Martínez y al despacho de abogados de Londres: Doughty Street Chambers, por elevar el caso ante la relatoría de Naciones Unidas para la libertad de expresión y ante el grupo de trabajo en torno a las detenciones arbitrarias. Y no podemos dejar de citar a quienes desde el MAEC y la embajada de España en Guinea Ecuatorial han estado pendientes en cada momento de hacer los mayores esfuerzos para que el caso terminara bien. Incluso se consiguió que todo el parlamento español por unanimidad solicitase a Guinea Ecuatorial que se garantizara un juicio justo para Ramón: ¡pocas veces conseguimos eso en España! Dentro de la institucionalidad, debemos tener una especial mención a Jorge Rodríguez, alcalde de Ontinyent y en todo momento un apoyo clave para nosotros.
Seguro que falta alguna organización por citar, o por incluir, faltan desde luego muchos nombres de amigos, conocidos, dibujantes, periodistas… Cada apoyo ha sido importante, cada gesto, cada comentario en redes, cada artículo, cada programa de radio… Sin todos ustedes, no sabemos como sería ahora nuestra situación.
4. Y por eso esta exposición es un acto de fiesta y agradecimiento y homenaje. Fiesta porque celebramos que estamos vivos y libres. Agradecimiento porque no nos podemos cansar de agradecer a todos los que con su granito de arena nos han apoyado. Pero también es un momento de recuerdo a todos los que siguen presos en Guinea Ecuatorial, muchas veces al no tener la repercusión mediática de Ramón, detenidos injustamente por cualquier sospecha, son maltratados y torturados. Esa es la realidad que Ramón ilustra en estas láminas de La Pesadilla de Obi, que son una burla del dictador, pero al mismo tiempo son un homenaje a tantos guineanos que sufren las injusticias del régimen cada día.
Y a ellos les dedicamos esta exposición.
Bendita insensatez
Si está usted leyendo estas letras es que tiene en sus manos el comic de Ramón Esono (y porque debe ser de esas personas que miran los prólogos y los prospectos de las medicinas -seguramente las agita también antes de abrirlas-). Enhorabuena por lo primero; lo otro, si es usted mayor de edad, ya no tiene remedio.
Sáltese por favor estas líneas y éntrele de una vez al ¿libro?, porque no hay texto que pueda prologar a Ramón. Lo mismo que no hay página ni sala de exposiciones capaz de contenerle. Sólo él puede sujetar -y eso apenas- el mundo efervescente que le desborda.
Hay esparcidas en su obra tantos cientos de ideas gelatinosas que es para no creerlo; acostumbrados como estamos a la impostura, a la inmediatez, a la apariencia de éxito y a la bobería que nos sitia como si fuéramos un objetivo militar. Y esas ideas colocadas unas al lado de otras conforman -lo mismo que hacen las piezas con el puzzle o los días con la vida- una secuencia inquietante, pero también una evidencia sólida y áspera como la lengua de un gato.
La evidencia es que después de haber visto estos dibujos ya nadie va a poder de modo honesto seguir creyendo en la sensatez como una colcha capaz de tapar la enorme cantidad de desorden que nos rodea -y nos constituye-. Los relojes, motos, pájaros, hombres de hierro y atentados de Ramón nos abruman de esa manera porque hacen añicos (a lo mejor sin proponérselo siquiera, de una manera por así decirlo un poco colateral) el mundo ficticio que hemos construido a base de ansiolíticos, facturas con iva, torneos de fútbol e instrucciones de electrodomésticos. Por supuesto que ese mundo era una fantasía mediocre, claro, pero era la que nos ha permitido hasta ahora ir viviendo como si tuviéramos (pobres estúpidos) el control sobre algo. Sobre qué algo, eso nos daba igual.
Si los botánicos, los agentes tributarios, los curadores y los policías municipales se han desvivido tanto tratando de implantar un orden postizo, a Ramón le basta con destapar un rotulador para que les explote todo por los aires.
Hace seis años que acompaño a Ramón en su deambular a tres bandas entre España, Guinea Ecuatorial y Paraguay, y debo aclarar que si bien el cariño y la admiración que le profeso me impiden ser mínimamente neutral no creo que eso entorpezca el entendimiento; porque lo que se admira es el talento, y aunque eso sea lo primero en lo que uno se fija -y Ramón lo tiene a espuertas-, en realidad la destreza no tiene nada que ver con esa otra cosa mucho más profunda y menos definible que provocan sus dibujos.
En cada ¿lector? este comic evocará algo diferente. En mi caso remite a El jardín de las delicias de El Bosco, a El Aleph de Borges, a El Incal de Moebius y a El Perseguidor de Cortázar. Tal vez porque son cuatro referencias esenciales de mi propia cartografía sentimental.
Dicen que aunque es una pintura al temple El grito de Munch llega al espectador a través de los oídos. Pues de esa misma manera los dibujos de Ramón nos alcanzan por debajo de las uñas. No hay en ellos una historia hecha de tinta y de papel, sino un millar de ellas construidas de entusiasmo y también de angustia. No es una exageración. Sumérjase.
Hay quien grita que otros mundos son posibles como si fuera una consigna. Ramón simplemente nos muestra uno. Un mundo que existe (quien probablemente no exista al margen de él sea el propio Ramón -y a lo mejor tampoco ninguno de nosotros-).
Está avisado. No vaya luego a quejarse si le da vértigo. Y si no le da es que tiene los poros de la piel tapados con tierra.
Ahora tome aire y salte.
Alberto Quintana
Asunción, febrero 2017